Los ataques DDoS son cada vez más cortos, pero más peligrosos
- Seguridad
El número de ataques DDoS casi se multiplicó por cuatro durante el primer trimestre del año, de los cuales más del 70% duró menos de cuatro horas.
Basándose en las estadísticas recogidas por su unidad DDoS Intelligence, Kaspersky Lab ha publicado un informe sobre los ataques botnets DDoS correspondientes al primer trimestre de 2016. La principal conclusión extraída es que se observa un aumento de su número, multiplicándose casi por cuatro; así como una evolución que va de los ataques económicos y fáciles de aplicar a los más complejos y específicos. En palabras de Evgeny Vigovsky, jefe de Kaspersky DDoS Protection, “hoy en día, casi todas las empresas de telecomunicaciones han aprendido a lidiar con los ataques DDoS. Esto ha obligado a los ciberdelincuentes a emprender ataques más complejos y caros, pero más efectivos, para mejorar la eficiencia de su trabajo”, opina.
El estudio destaca también una importante reducción en la duración máxima de los ataques, pues más del 70% duraron menos de cuatro horas. Eso sí, el más largo se extendió durante ocho días, frente a las casi dos semanas del cuarto trimestre del año pasado. Durante el periodo analizado, el número máximo de ataques contra un único objetivo aumentó, pasando de 33 frente a 24 en el trimestre anterior.
Por otro lado, y según este análisis, un total de 74 países fueron blanco de ataques DDoS en el primer trimestre del año. La gran mayoría de estos recursos se encuentran en tan sólo diez países y, una vez más, China, Corea del Sur y Estados Unidos fueron los más afectados. Ucrania (cuarto), Alemania (noveno) y Francia (décimo) son los países recién llegados al Top 10. Estos cambios van directamente relacionados con los países que albergan el mayor número de servidores C&C con fines maliciosos.
Los expertos de Kaspersky Lab también observaron una caída de los ataques dirigidos hacia medios de comunicación, acompañado por un aumento en el número de los ataques a nivel de aplicaciones. Esto sugiere que las amenazas de amplificación, que recuperaron su popularidad el año pasado, han comenzado a perder su atractivo.
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